Fue un día antes de su cumpleaños 17 que Verena Schlubach llegaba de intercambio y entraba a su curso. Era octubre, como mes y medio luego de haber empezado clases. Su cabello entre castaño claro y rubio, sus ojos entre pardos y verdes, sus ojeras suaves, su piel suave y muy blanca, líneas delgadas, pero con curvas, su nariz era algo rara, boluda en la punta, como un melocotón, y delgada hacia la frente. Iba sin uniforme, con un par de jeans que dejaban ver la hermosa forma de un par de piernas largas, larguísimas, y un saco verde oscuro que dejaba entrever un delgado cuerpecito. Pero no era tanto lo linda que fuera, sino su actitud. Precisamente eso, su seguridad, fue lo que le atrajo de ella, tenía ese letrero que decia "Peligro" tatuado con tinta invisible en la frente. Cuando ella ponía sus lentes dorados sobre el puente de su nariz, lo mataba. Era de esas miradas que lo asesinaban, con su mezcla de 'nerd' y de vaga, de aquellas que creaban una dicotomía en su est...