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Mostrando las entradas de abril, 2005
Crónica fallida IX - El puente Salgo de afán de la casa. "Juemadre, ya son las 7:40, debo estar hace 10 minutos en la oficina" pienso, mientras camino a la esquina y paro el primer taxi que se digna a detenerse. Si hubiera estado despierto 20 minutos antes, me ahorro lo del taxi y me iba en Transmilenio. "Buenos días, a Metrópolis, entrada principal", digo con una tranquilidad que solo aparenta ocultar el afán que llevo. Fijo si le digo que "rápido" el man me cobra más cara la carrera, o vamos y nos estrellamos y ahi si queda en nada la intención de no llegar más tarde a la oficina. 7:44, me llega a la mente el bochornoso incidente del Transmilenio, hace una semana. Estaba en la parte delantera, donde las dos parejas de asientos se miran de frente, y arman un área donde 4 personas se miran a la cara. El asiento frente a mí estaba vacío y paso un señor ocupar el asiento, no se que le pasó pero en lugar de sentarse enfrente se sienta en una de mis piernas y
Crónica fallida VIII - Libertad "Hay libertad con todo aquello o sin nada de ello. Pero por más libertad que busques siempre habrá una batalla por delante y sabes que muchas batallas se perderán. Eso sí, nunca verás el final del camino mientras viajes conmigo. No sueñes que se ha terminado cuando llegue todo el mundo llega a construír un muro entre nosotros, sabemos que no ganarán" recordaba que el le había dicho a ella en cierta oportunidad, mientras la veía acercarse con una sonrisa y una pequeña caja. El preguntó: -"Debo suponer lo que hay en la caja?" - "No, se supone que cierres los ojos, quiero darte la sorpresa", dijo ella. El los cerró, mientras ella encendía las velas del pastel, que sacó de la caja, y le dijo: -"Ábrelos". - "No me gustan los cumpleaños." - "Tal vez algunas personas si deseen celebrar el día en que llegaste a nuestras vidas." - "Nunca lo pensé de esa forma." Ella le dijo: -"Pide un dese
Crónica fallida VII - El aniversario Pedro siempre quiso volar. Me lo decía desde que eramos pequeños, cuando jugabamos basquet en el parque. Pero le tenía miedo a las alturas. Claro, eso fue antes que fueramos creciendo y tomando cada uno su camino, caminos distintos que se notaban incluso en las novias que teníamos. El tenía a todas las niñas del barrio detrás de el, sin quererlo, como cuando hacía barras en el parque para estar en forma y las vecinas se quedaban bobas mirándolo. Yo, mientras tanto, tenía a mi novia, un AT-286 de 10 Mhz, cuando se le ponía el turbo. Como sabe, estudié sistemas y no volví a jugar basquet. De vez en cuando se hacía alguna fiesta en casa de algunos amigos y veía de nuevo a Pedro, como esta vez que me contó de un partido Chelsea - Manchester United que vio en vivo, cuando estuvo en Londres, mientras yo le contaba del clásico Millonarios - Santa Fe que dormí por televisión, cuando lo transmitían. Como el le tenía miedo a los aviones, esa vez que fue Europ
Crónica fallida VI - La venganza Estaban juntos. Parecía una pareja feliz, pero a el le fastidiaba que ella hablara entre los dientes, como si tuviera pena. Ella decía que era pura maña de cuando tuvo brackets y debía usar las bandas que halaban sus caninos a sus primeros molares inferiores y que se quedó así. Por eso cuando ella hablaba, el la besaba y así el conseguía no solo robarle un beso, sino evitar tener que escucharla hablar. Como la desconcentraba, le hacía perder el hilo de la conversación y cambiaba el tema sin que se diera cuenta. El en el fondo sabía que no quería comprometerse y pensaba en lo lejos que ella vivía, en que no se podía mantener una conversación interesante por más de cinco minutos (por lo de los dientes), en que le faltaba personalidad, en que su primer nombre era Reina, en que tenía las manos grandes y los pies chiquitos, en esto y en aquello. Dejó de llamarla un día, cuando se dio cuenta que se estaba enamorando de esos pequeños defectos, que sin ellos e

Crónica fallida V - El remake

Crónica fallida V - El remake "Mejor la cama destendida, que tu ausencia a mi lado, mejor tu besos que tu nombre en mi boca..." me contaba Fernando, bebiendo una Erdinger rubia en una pequeñísima mesa de madera, pintada como si fuera caoba, aunque siempre supe que eran de pino. Continuó diciendo "No busques en mi un amigo que haga algo por que alcanzes todo lo que anhelas, porque un amigo sería si te apoyara contra todo lo demás. A un amigo tu dicha le haría feliz aunque esta te llevara lejos y te fueras más allá de donde yo te habría podido acompañar. Eso debí decirle.", comentó Fernando. Y en un portavasos empezó a escribir, cuando le dije que le podía mandar una carta, que yo le haría el favor de llevársela a ella. Y escribió: "Esa tarde me hizo abrazarte fuerte cuando me dijiste 'adiós'. Un amigo diría que todo marcha bien mientras se muerde los labios y por ti extrañaría cada fin de año los dias que no volverás, un amigo dejaría de hablar de cosas
Crónicas fallidas IV: La resurrección Estaba en Andrés Carne de Res mirando a esta rubia y Julián entabla una conversación con esta pelinegra que bailaba flamenco, mientras su padre tocaba la guitarra, cerca a nosotros... ella es hermosa. . . Todos queremos algo hermoso... ya quisiera yo ser bien parecido... bailemos este silencio hasta la mañana... Quieta María! Muéstrame como es ese baile... Julián, alcánzame la botella ... cree en mí, ayúdame a creer en algo, porque quiero ser creyente. Julian y yo hablabamos cuentos chinos, mirabamos a las mujeres. "Ella lo está mirando. Uy, no, me está mirando a mí", está sonriendo entre las luces brillantes, llegaba a mi en estéreo. Cuando todos te aman, nunca puedes estar solo. "Ella es perfecta para Ud. Julian, tiene que haber alguien para mí". (Lo anterior es producto de la imaginación y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.)
Crónicas fallidas III: El regreso Estaba haciendo fila para el check-in en el aeropuerto. Bueno, si se le puede llamar aeropuerto, realmente era una pista con una caseta y un lugar con aire acondicionado para esperar la llamada a bordo. Bueno, al menos tenía aire acondicionado. Pero no estaba ahí aún, me encontraba en el check-in cuando me dijeron que debía pagar 12mil pesos más de lo que llevaba conmigo. Y debía regresar esa misma noche para lograr la conexión a mi ciudad. Pero no. Opción uno: sacar plata del cajero. No servía, debería regresar 18 kilometros por el desierto hasta el campamento. Y aunque pudiera, no había tiempo, la conexión no iba a esperar. Así que tomé la segunda opción, pedirle prestado a un samaritano que viajaba en el mismo vuelo, que me prestara los 12K$. O mejor dicho, una samaritana. No, samaria no, samaritana. Si quisiera decir samaria habría dicho riohachuna o como sea que sea el gentilicio, puesto que era de Riohacha, o no?. Le dije, "buenas tardes, di
Segunda entrega: crónicas fallidas Estaba en una sala de espera. Un rato después entró un señor de unos 49 años, de piel curtida por el sol dientes, desordenados y desportillados, contextura gruesa, pelo negro y desordenado. Pero venía sonriendo. Traía la camisa sucia como con manchas de tinto aguado, unos pantalones de pana verde ya rucios y unas botas machita gastadas. Me empezó a contar que el era perforador, que trabajó en el Casanare en Cusiana y en Cupiagua, que tenía 25 años de experiencia como supervisor y que andaba haciendo lobby para conseguir empleo. "El trabajo en el casanare se acabó, ya solo se está haciendo bombeo y pues esos taladros son chiquitos, de 16 pulgadas no más, yo trabajo con los de 36 pulgadas" me comentaba. Luego de eso, se fue a trabajar en otros pozos en Ecuador, con la familia, logró ganar buen dinero y pues finalmente se compró una finquita. "La camisa fue un niño que estaba comiendo helado en el bus, pero pues nada que hacer" dijo c
Primera parte de las crónicas fallidas Servía en un bar. Un conocido y muy concurrido bar. La primera vez que la ví fue precisamente ahí, sirviendo cervezas y tomando las órdenes con su esfero kilométrico negro mordido en la punta, su pelo recogido y su inexistente sonrisa. Se notaba que tenía esa capacidad innata de atraer sin quererlo que volvía locos a los hombres. No era el único que lo sentía, pero igual me mantuve a la distancia, solo la saludaba y seguía, me aburren las niñas que se creen demasiado por ser atractivas. Media hora de conversación y adiós, si no es antes. Así que hablamos, obviamente nada interesante, pues ella se encontraba trabajando y no fueron más de cinco minutos en total. Además intentaba salir de rutina de lugar: viejos sesentones morbosearse a las mujeres que entraban a sus espaldas, pero a quien de frente solo les decían lo que convenía, mujeres buscando marrano para la noche, algunas ya llegaban del brazo del marrano... Hablamos poco ese día... me pareci