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Mostrando las entradas de mayo, 2005
Crónica fallida XI - Ceguera perpetua Miguel era de esas personas que ayudaban a todos. Un día conoció a una niña que se veía que necesitaba ayuda. Estaba triste, sola y para colmo con una laringitis que no permitió que el conociera su voz ese día. Terminó ayudándola, la alegró, le brindó su compañía incondicional. En un tiempo la laringitis se curó sola, aunque como Miguel era médico la cuidó durante ese mes y le ayudó con los medicamentos. Un día cuando no lo necesitó más se fue, le acusó de haberle hecho daño y trató de hacerlo sentir mal. Y a la vez, mantenerlo cerca para que le siguiera ayudando. A el se le hizo esto muy extraño. Así que se puso a investigarla (desde pequeño veía "Magnum, P.I." y "Quincy, M.D." y contaba el que si no hubiera sido médico habría sido investigador privado) Fue así como encontró que ella había hecho eso muchas veces en el pasado... terminaba quedándose con las cosas de los demás: el TV de la amiga, el equipo de otro amigo, el dvd d
Réplica a Piedad Córdoba Dando alcanze al post de Betmelo y a los comentarios de la senadora Piedad Córdoba , yo pregunto, si la senadora Córdoba está tan orgullosa de su ascendencia afroamericana, por que cada vez la vemos más rubia, sin la nariz con la que "orgullosamente nació" y con la piel más desteñida en televisión? Será que ni Serpa ni Samper ni Gaviria quieren a una morena dirigiendoles el partido liberal? O simplemente es pura vanidad de querer ser lo que no se es (las crespas quieren tener el pelo liso, las lacias quieren tener crespos, las suecas quieren ser latinas y se la pasan horas bronceandose para tener un color ocre en su piel y lo que logran es volverse camarones, mientras las latinas quieren tener los ojos azules y la piel desteñida...). Yo se, si Nohemí Sanin o Maria Emma se hacen operaciones nadie las critica, pero es que ellas no hacen de su raza parte de su programa proselitista. O cuando veremos que estén diciendo que "vamos a luchar por los de
Crónica fallida X - El espacio Era de noche y recién acababa de subirme al transmilenio y me acababa de sentar en un puesto de los de adelante, cuando de pronto me di cuenta que algo andaba mal. Se sentía en las tripas, no era necesario verlo. Cerré los ojos, y sentí un profundo olor a jabón, a detergente, de esos que utilizan para lavar el piso, en polvo. O sería en barra, como un jabón de los de ropa? Abrí los ojos y miré al señor que estaba sentado frente a mí. Un hombrecillo nervioso, miraba para todos lados, como sin saber que mirar. Ponía cara de impaciencia y lo comprobaba con la mueca que hacía. A mi derecha, una mujer, delgada, con la mirada perdida en la lluvia que caía. Miro a mi izquierda, donde se acaba de sentar una joven, me recuerda a una de las caricaturas del grupo Gorillas. Ella ocultaba la mitad de su cara tras una bufanda anaranjada y llevaba un uniforme de esos de estudiante de odontología y unas gafas de grueso marco plástico negro. Sé que algo no anda bien. Lo